Clasicos
Marxistas
 
PORTADA   |  QUIENES SOMOS   |  CONTACTENOS   |  FORUM  |  MUSICA   Hoy es : Domingo 20 Abril 2025
LENIN - EL PARASITISMO Y LA DECOMPOSICION DEL CAPITALISMO
 
Carlos Marx
Federico Engels
Vladimir Illich Lenin
Jose Stalin
Mao Tse Tung
Lenin el Estado y la Revolucion
EL IMPERIALISMO FASE SUPERIOR DEL CAPITALISMO
INDICE
Prologo
Prologo a las ediciones francesas y alemanas
1. La concentracion de la produccion y los monopolios
2. Los bancos y su nuevo papel
3. El capital financiero y la Oligarquia financiera
4. La exportacion de capital
5. El reparto del mundo entre las asociaciones de capitalistas
6. El reparto del mundo entre las grandes potencias
7. El imperialismo como fase particular del capitalismo
8. El parasitismo y la descomposicion del capitalismo
9. La critica del imperialismo
10. El lugar historico del imperialismo
11. Notas

 

VIII. 

EL PARASITISMO Y LA DESCOMPOSICION
DEL CAPITALISMO

    Conviene ahora que nos detengamos en otro aspecto, muy importante, del imperialismo, al cual, en los razonamientos sobre este tema, no se concede la atención debida en la mayor parte de los casos. Uno de los defectos del marxista Hilferding consiste en que, en comparación con el no marxista Hobson, ha dado un paso atrás. Nos referimos al parasitismo, propio del imperialismo.

    Como hemos visto, la base económica más profunda del imperialismo es el monopolio. Se trata de un monopolio capitalista, esto es, que ha nacido del seno del capitalismo y se halla en las condiciones generales del mismo, de la producción de mercancías, de la competencia, en una contradicción constante insoluble con dichas condiciones generales.

Pero, no obstante, como todo monopolio, engendra inevitablemente una tendencia al estancamiento y a la descomposición. Puesto que se fijan, aunque sea temporalmente, precios monopolistas, desaparecen hasta cierto punto las causas estimulantes del progreso técnico y, por consiguiente, de todo progreso, de todo movimiento hacia adelante, surgiendo así, además, la posibilidad económica de contener artificialmente el progreso técnico. Ejemplo : en los Estados Unidos, un tal Owens inventó una máquina que produjo una revolución en la fabricación de botellas. El cartel alemán de fabricantes de botellas compró la patente a Owens y la guardó bajo llave, retrasando su aplicación.

Naturalmente, bajo el capitalismo, el monopolio no puede nunca eliminar del mercado mundial de un modo completo y por un período muy prolongado la competencia (en esto consiste, dicho sea de paso, una de las causas de lo absurdo de la teoría deí ultraimperialismo). Desde luego, la posibilidad de disminuir los gastos de producción y de aumentar los beneficios por medio de la introducción de mejoras técnicas obra en favor de las modificaciones. Pero la tendencia al estancamiento y a la descomposición inherente al monopolio, sigue obrando a su vez, y en ciertas ramas de la industria, en ciertos países, por períodos determinados llega a imponerse.

    El monopolio de la posesión de colonias particularmente vastas, ricas o favorablemente situadas, obra en el mismo sentido.

    Prosigamos. El imperialismo es la enorme acumulación en unos pocos países de capital monetario, el cual, como hemos visto, alcanza la suma de 100 a 150 mil millones de francos en valores. De aquí el incremento extraordinario de la clase o, mejor dicho, del sector rentista, esto es, de individuos que viven del "corte del cupón", completamente alejados de la participación en toda empresa y cuya profesión es la ociosidad. La exportación del capital, una de las bases económicas mas esenciales del imperialismo, acentúa todavía más este divorcio completo del sector rentista respecto a la producción, imprime un sello de parasitismo a todo el país, que vive de la explotación del trabajo de varios países y colonias ultraoceánicos.

    "En 1893 -- dice Hobson -- el capital británico invettido en el extranjero representaba cerca del 15~0 de toda la riqueza del Reino Unido"[*].

    Recordemos que, para el año 1915, dicho capital aumentó aproximadamente en dos veces y media.
    "El imperialismo agresivo -- dice más adelante Hobson --, que cuesta tan caro a los contribuyentes y tiene tan poca importancia para el industrial y el comerciante. . . , es una fuente de grandes beneficios para el capitalista que busca el modo de invertir su capital" . . . [En inglés esta noción se expresa con una sola palabra : "investor", rentista].

"El estadístico Giffen estima en 18 millones de libras esterlinas, calculando a razón de un 2,5% sobre un giro total de 800 millones de libras esterlinas, el beneficio anual percibido en 1899 por la Gran Bretaña de su comercio exterior y colonial".

    Por grande que sea esta suma, no puede explicar el imperialismo agresivo de la Gran Bretaña. Lo que lo explica son los 90 ó 100 millones de libras esterlinas que representan el beneficio del capital "invertido", el beneficio del sector de los rentistas.
    ¡El beneficio de los rentistas es cinco veces mayor que el beneficio del comercio exterior del país más "comercial" del mundo! ¡He aquí la esencia del imperialismo y del parasitismo imperialista!

    Por este motivo, la noción de "Estado-rentista" (Rentnerstaat ) o Estado-usurero ha pasado a ser de uso general en la literatura económica sobre el imperialismo. El mundo ha quedado dividido en un puñado de Estados-usureros y una mayoría gigantesca de Estados deudores.

    "Entre el capital invertido en el extranjero -- escribe Schulze-Gaevernitz -- se halla, en primer lugar, el capital colocado en los países políticamente dependientes o alia dos : Inglaterra hace préstamos a Egipto, Japón, China y América del Sur. En caso extremo, su escuadra desempeña el papel de alguacil. La fuerza política de Inglaterra la pone a cubierto de la indignación de sus deudores"*.

    Sartorius von Waltershausen, en su obra "El sistema económico de inversión de capital en el extranjero", presenta a Holanda como modelo de "Estado-rentista" e indica que Inglaterra y Francia van tomando asimismo este carácter**. A juicio de Schilder, hay cinco países industriales que son "Estados acreedores bien definidos" : Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica y Suiza. Si no incluye a Holanda en este grupo es únicamente por ser "poco industrial"***. Los Estados Unidos son acreedores solamente con referencia a América.

    "Inglaterra -- dice Schulze-Gaevernitz -- se está convirtiendo paulatinamente de Estado industrial en Estado-acreedor. A pesar del aumento absoluto de la producción y de la exportación industriales, aumenta la importancia relativa para toda la economía nacional de los ingresos procedentes de los intereses y de los dividendos, de las emisiones, de las comisiones y de la especulación. A mi juicio, este hecho es precisamente el que constituye la base económica del auge imperialista. El acreedor está más solidamente ligado con el deudor que el vendedor con el comprador"[*].

    Con respecto a Alemania, el editor de la revista berlinesa "Die Bank", A. Lansburgh, escribía en 1911 lo siguiente, en el artículo "Alemania, Estado-rentista" :

    "En Alemania la gente se ríe de buena gana de la tendencia a convertirse en rentista que se observa en Francia. Pero, al hacerlo, se olvidan de que, por lo que se refiere a la burguesía, las condiciones alemanas se parecen cada día más a las de Francia"**.

    El Estado-rentista es el Estado del capitalismo parasitario y en descomposictón, y esta circunstancia no puede dejar de reflejarse tanto en todas las condiciones político-sociales de los países correspondientes en general, como en las dos tendencias fundamentales del movimiento obrero en particular. Para mostrarlo de un modo más evidente, cedemos la palabra a Hobson, el cual es un testigo "seguro", ya que no se le puede considerar como sospechoso de apasionamiento por la "ortodoxia marxista" y, por otra parte, es un inglés bien informado de la situación del país más rico en colonias, en capital financiero y en experiencia imperialista.

    Describiendo, bajo la viva impresión de la guerra anglo-boer, el lazo que une al imperialismo con los intereses de los "financieros", el aumento de los beneficios resultantes de las contratas, de los suministros de guerra, etc., Hobson decía :

    "Los orientadores de esta política netamente parasitaria son los capitalistas; pero los mismos motivos ejercen también su acción sobre categorías especiales de obreros. En muchas ciudades, las ramas más importantes de la industria dependen de los pedidos del Estado; el imperialismo de los centros de las industrias metalúrgica y naviera depende, en gran parte, de este hecho".

    Las circunstancias de dos órdenes, a juicio del autor, han debilitado la fuerza de los viejos imperios : 1) el "parasitismo económico" y 2) la formación de ejércitos con soldados de los pueblos dependientes.
    "La primera es costumbre del parasitismo económico, en virtud del cual el Estado dominante utiliza sus provincias, sus colonias y los países dependientes, con el objeto de enriquecer a su clase dirigente y corromper a las clases inferiores a fin de que permanezcan tranquilas".

    Para que sea económicamente posible esa corrupción, sea cual sea la forma en que se realice, es necesario -- añadiremos por nuestra cuenta -- un beneficio monopolista elevado.
    En lo que se refiere a la segunda circunstancia, Hobson dice :

    "Uno de los síntomas más extraños de la ceguera del imperialismo es la despreocupación con que la Gran Bretaña, Francia y otras naciones imperialistas emprenden este camino. Gran Bretaña ha ido más lejos que ningún otro país. La mayor parte de los combates por medio de los cuales conquistamos nuestro imperio indio, fueron sostenidos por tropas indígenas. En la India, como durante los últimos tiempos en Egipto, grandes ejércitos permanentes se hallan bajo el mando de los ingleses; casi todas nuestras guerras de conquista en Africa, con excepción del Sur, han sido llevadas a cabo para nosotros por los indígenas".

    La perspectiva del reparto de China suscita en Hobson la siguiente apreciación económica :

    "La mayor parte de la Europa occidental podría tomar entonces el aspecto y el carácter que tienen actualmente ciertas partes de esos países : el sur de Inglaterra, la Riviera, los sitios de Italia y Suiza más frecuentados por los turistas y poblados por ricachos, es decir : un puñado de ricos aristócratas que percibirían dividendos y pensiones del Lejano Oriente, con un grupo un poco más considerable de empleados y de comerciantes y un número mayor de domésticos y de obreros ocupados en la industria del transporte y en la industria dedicada a la última fase de preparación de artículos de fácil alteración. En cambio, las ramas principales de la industria desaparecerían y los productos alimenticios de gran consumo, los artículos semimanufacturados corrientes afluirían, como un tributo, de Asia y Africa. . .

He aquí qué posibilidades abre ante nosotros una alianza más vasta de los Estados occidentales una federación europea de las grandes potencias : dicha federación no sólo no haría avanzar la civilización mundial, sino que podría implicar un peligro gigantesco de parasitismo occidental : formar un grupo de naciones industriales avanzadas, cuyas clases superiores percibirían enormes tributos de Asia y Africa, por medio de los cuales mantendrían a grandes masas domesticadas de empleados y criados, ocupados no ya en la producción agrícola e industrial de artículos de gran consumo, sino en el servicio personal o en el trabajo industrial secundario, bajo el control de una nueva aristocracia financiera. Que los que se hallan dispuestos a rechazar esta teoría [debería decirse : perspectiva], como poco digna de ser examinada, reflexionen sobre las condiciones económicas y sociales de las regiones del sur de Inglaterra que se hallan ya en esta situación.

Que piensen en las proporciones enormes que podría adquirir dicho sistema, si China fuese sometida al control económico de tales grupos financieros, de los 'capital investors', de sus agentes políticos y empleados comerciales e industriales, que agotarán el más grande depósito potencial de beneficios que jamás ha conocido el mundo, con objeto de consumir dichos beneficios en Europa. Naturalmente, la situación es excesivamente compleja, el juego de las fuerzas mundiales es demasiado difícil de calcular para que resulte muy verosímil esa u otra interpretación única del futuro. Pero las influencias que inspiran al imperialismo de la Europa occidental en la actualidad se orientan en este sentido, y si no chocan con una resistencia, si no son desviadas hacia otra parte, se desarrollarán precisamente en el sentido de la culminación de este proceso"*.

    El autor tiene toda la razón : si las fuerzas del imperialismo no tropezaran con resistencia alguna, conducirían indefectiblemente a esto. La significación de los "Estados Unidos de Europa", en la situación imperialista actual, es apreciada acertadamente por este autor. Convendría únicamente añadir que también en el interior del movimiento obrero, los oportunistas, temporalmente vencedores ahora en la mayoría de los países, "trabajan" de una manera sistemática y firme precisamente en esta dirección. El imperialismo, que significa el reparto del mundo y la explotación no sólo de China e implica ganancias monopolistas elevadas para un puñado de países los más ricos, crea la posibilidad económica de la corrupción de las capas superiores del proletariado y con ello nutre, da forma, refuerza el oportunismo. Lo que no hay que olvidar son las fuerzas que contrarrestan al imperialismo en general y al oportunismo en particular, y que, naturalmente, no puede ver el social-liberal Hobson.

    El oportunista alemán Gerhard Hildebrand, el cual fue a su tiempo excluido del Partido por su defensa del imperialismo y que en la actualidad podría ser jefe del llamado Partido "Socialdemócrata" de Alemania, completa muy bien a Hobson al preconizar los "Estados Unidos de Europa occidental" (sin Rusia), con el objeto de llevar a cabo una acción "común" . . . contra los negros africanos, contra el "gran movimiento islamita", para mantener "un fuerte ejército y una escuadra potente" contra la "coalición chino-japonesa", etc.*

    La descripción del "imperialismo británico" que nos da Schulze-Gaevernitz nos muestra los mismos rasgos de parasitismo. La renta nacional de Inglaterra, en el período de 1865-1898, casi se duplicó mientras que la renta procedente "del extranjero", durante ese mismo período, aumentó en nueve veces. Si el "mérito" del imperialismo consiste en que "educa al negro para el trabajo" (no es posible evitar la coerción. . .), el "peligro" del imperialismo consiste en que "Europa descargue el trabajo físico -- al principio el agrícola y el minero, después el trabajo industrial más brutal -- sobre las espaldas de la población de color, y se reserve para sí el papel de rentista, preparando acaso, de este modo, la emancipación económica y, después, política de las razas de color".

    En Inglaterra, se priva a Ia agricultura de una parte de tierra cada día mayor para dedicarla al deporte, a las diversiones de los ricachos. Por lo que se refiere a Escocia -- el sitio más aristocrático para la caza y otros deportes -- se dice que "vive de su pasado y de mister Carnégie" (multimillonario norteamericano). Sólo en las carreras de caballos y en la caza de zorros gasta anualmente Inglaterra 14 millones de libras esterlinas (unos 130 millones de rublos). El número de rentistas ingleses es de cerca de un millón. El tanto por ciento de la población productora disminuye :
Años Población de Inglaterra (en millones de habitantes) Número de obreros en las ramas principales de la industria (en millones) Tanto porciento con respecto a la población
1851 17,9 4,1 23
1901 32,5 4,9 15
   

El investigador burgués del "imperialismo británico de principios del siglo XX", al hablar de la clase obrera inglesa, se ve obligado a establecer sistemáticamente una diferencia entre las "capas superiores " de los obreros y la "capa prole taria inferior propiamente dicha ". La capa superior suministra la masa de los miembros de las cooperativas y de los sindicatos, de las sociedades deportivas y de las numerosas sectas religiosas.
El derecho electoral se halla adaptado al nivel de dicha categoría. Dicho derecho sigue siendo en Inglaterra ¡¡"lo suficientemente limitado para excluir a la capa proletaria interior propiamente dicha"!! Para colorear la situación de la clase obrera inglesa, ordinariamente se habla sólo de dicha capa superior, la cual constituye la minoría del proletariado : por ejemplo, "la cuestión del paro forzoso es principalmente un problema que afecta a Londres y a la capa proletaria inferior, de la cual los políticos hacen poco caso ". . .[*] Se debería decir : de la cual los políticastros burgueses y los oportunistas "socialistas" hacen poco caso.

    Entre las particularidades del imperialismo relacionadas con los fenómenos de que hemos hablado, figura la disminución de la emigración de los países imperialistas y el aumento de la inmigración (afluencia de obreros y transmigraciones) a estos últimos, procedente de los países más atrasados, donde el nivel de los salarios es más bajo. La emigración de Inglaterra, como lo hace observar Hobson, disminuye a partir de 1884 : en este año, el número de emigrantes fue de 242.000, y de 169.000 en 1900.

La emigración de Alemania alcanzó el máximo entre 1881 y 1890 : 1.453.000, descendiendo en las dos décadas siguientes hasta 544.000 y 341.000. Por el contrario, aumentó el número de obreros llegados a Alemania procedentes de Austria, Italia, Rusia y otros países.
Según el censo de 1907, en Alemania había 1.342.294 extranjeros, de los cuales 440.800 eran obreros industriales y 257.329 agrícolas**. En Francia, una "parte considerable" de los obreros mineros está constituida por extranjeros : polacos, italianos, españoles***. En los Estados Unidos, los inmigrados de la Europa oriental y meridional ocupan los puestos peor retribuidos, mientras que los obreros norteamericanos suministran el tanto por ciento mayor de capataces y de los obreros que tienen un trabajo mejor retribuido[*].

El imperialismo tiene la tendencia a formar categorías privilegiadas también entre los obreros y a divorciarlas de la gran masa del proletariado.

    Es preciso hacer notar que, en Inglaterra, la tendencia del imperialismo a escindir a los obreros y a acentuar el oportunismo entre ellos, a engendrar una descomposición temporal del movimiento obrero, se manifestó Mucho antes de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Esto se explica porque, desde mediados del siglo pasado, existían en Inglaterra dos importantes rasgos distintivos del imperialismo : inmensas posesiones coloniales y situación de monopolio en el mercado mundial. Durante decenas de años, Marx y Engels estudiaron sistemáticamente ese lazo existente entre el oportunismo en el movimiento obrero y las particularidades imperialistas del capitalisrno inglés. Engels escribía, por ejemplo, a Marx el 7 de octubre de 1858 :

    "El proletariado inglés se va aburguesanda de hecho cada día más; por lo que se ve, esta nación, la más burguesa de todas, aspira a tener, en resumidas cuentas, al lado de la burguesía una aristocracia burguesa y un proletariado burgués. Naturalmente, por parte de una nación que explota al mundo entero, esto es, hasta cierto punto, lógico".

    Casi un cuarto de siglo después, en su carta del 11 de agosto de 1881, habla de "las peores tradeuniones inglesas que consienten ser dirigidas por individuos vendidos a la burguesía o que, por lo menos, son pagados por ella". Y en la carta del 12 de septiembre de 1882 a Kautsky, Engels escribía :

    "Me pregunta usted qué piensan los obreros ingleses acerca de la política colonial. Lo mismo que piensan de la política en general. Aquí no hay un partido obrero, no hay más que radicales conservadores y liberales, y los obreros se aprovechan, junto con ellos, con la mayor tranquilidad, del monopolio colonial de Inglaterra y de su monopolio en el mercado mundial"*. [Engels desarrolla la misma idea en el prólogo a la segunda edición de "La situación de la clase obrera en Inglaterra", 1892.]

    He aquí, claramente indicadas, las causas y las consecuencias.

Causas :
1) explotación del mundo entero por dicho país;
2) su situación de monopolio en el mercado mundial;
3) su monopolio colonial.

Consecuencias :
1) aburguesamiento de una parte del proletariado inglés;
2) una parte de dicho proletariado se deja dirigir por gentes compradas por la burguesía o, cuando menos, pagadas por la misma.

El imperialismo de comienzos del siglo XX terminó el reparto del mundo entre un puñado de Estados, cada uno de los cuales explota actualmente (en el sentido de la obtención de superganancias) una parte "del mundo entero" poco más pequeña que la que explotaba Inglaterra en 1858; cada uno de ellos ocupa una posición de monopolio en el mercado mundial, gracias a los trusts, a los cartels, al capital financiero, a las relaciones entre acreedor y deudor; cada uno de ellos dispone hasta cierto punto de un monopolio colonial (como hemos visto, de los 75 millones de kilómetros cuadrados de todas las colonias del mundo, 65 millones, es decir, el 86%, se hallan concentrados en manos de seis potencias; 61 millones, esto es, el 81%, están concentrados en manos de tres potencias).

    El rasgo distintivo de la situación actual consiste en la existencia de condiciones económicas y políticas tales, que forzosamente han tenido que acentuar la inconciliabilidad del oportunismo con los intereses generales y vitales del movimiento obrero : el imperialismo embrionario se ha convertido en un sistema dominante; los monopolios capitalistas han pasado al primer plano en la economía nacional y en la política; el reparto del mundo se ha llevado a su término; pero, por otra parte, en vez del monopolio indiviso de Inglaterra, vemos la lucha por la participación en él entre un pequeño número de potencias imperialistas, lucha que caracteriza todo el comienzo del siglo XX.

El oportunismo no puede ahora resultar completamente victorioso en el movimiento obrero de un país durante decenas de años, como triunfó en Inglaterra durante la segunda mitad del siglo XIX, pero, en una serie de países, ha alcanzado su plena madurez, la ha sobrepasado y se ha descompuesto, fundiéndose del todo, bajo la forma del socialchovinismo, con la política burguesa*.

_______________________

* V. también Edgar Crummond, "The Economic Relations of the British and German Empires", en el "Journal of the Royal Statistical Society" Julio de 1914, págs, 777 y siguientes.
* Hobson, obra cit., págs. 59-60.
* Schulze-Gaevernitz, "Britischer Imperialismus", págs. 320 y otras.
** Sartorius von Waltershausen, "Das Volkswirtschaftliche System, etc.", Berlín, 1907, tomo IV.
*** Schilder, pág. 393.
* Schulze-Gaevernitz, obra cit., pág. 122.
** "Die Bank", 1911, t. I, págs. 10-11.
* Hobson, obra cit., pags. 103, 205, 144, 335, 386.
* Gerhard Hildebrand, "Die Erschutterung der Industrieherrschaft und des Industriesozialismus", 1910, págs. 229 y siguientes.
* Schulze-Gaevernitz, "Britischer Imperialismus", pág. 301.
** "Statistik des Deutschen Reichs", vol. 211.
*** Henger, "Die Kapitalsanlage der Franzosen", Stuttgart, 1913.
* Hourvich, "Immigration and Labor", New York, 1913.
* "Briefwechsel von Marx und Engels", vol. II, pág. 290; IV, pág. 453; K. Kautsky, "Sozialismus und Kolonialpolitik", Berlín, 1907, pág. 79. Este folleto fue escrito en los tiempos, tan remotos ya, en que Kautsky era marxista.
* El socialchovinismo ruso de los señores Pótresov, Chjenkeli, Máslov y otros, lo mismo en su forma franca, como en su forma encubierta (señores Chjeidse, Skóbelev, Axelrod, Mártov, etc.), también nació de la variedad rusa del oportunismo : el liquidacionismo.

piede_de_page