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LENIN - LA CRITICA DEL IMPERIALISMO
 
Carlos Marx
Federico Engels
Vladimir Illich Lenin
Jose Stalin
Mao Tse Tung
Lenin el Estado y la Revolucion
EL IMPERIALISMO FASE SUPERIOR DEL CAPITALISMO
INDICE
Prologo
Prologo a las ediciones francesas y alemanas
1. La concentracion de la produccion y los monopolios
2. Los bancos y su nuevo papel
3. El capital financiero y la Oligarquia financiera
4. La exportacion de capital
5. El reparto del mundo entre las asociaciones de capitalistas
6. El reparto del mundo entre las grandes potencias
7. El imperialismo como fase particular del capitalismo
8. El parasitismo y la descomposicion del capitalismo
9. La critica del imperialismo
10. El lugar historico del imperialismo
11. Notas

 

IX. 

LA CRITICA DEL IMPERIALISM0

    Entendemos la crítica del imperialismo en el sentido amplio de esta palabra, como posición de las distintas clases de la sociedad ante la política del imperialismo en relación con la ideología general de las mismas.

    Las gigantescas proporciones del capital financiero, concentrado en unas pocas manos, que ha creado una red extraordinariamente vasta y densa de relaciones y enlaces, que ha sometido no sólo a la masa de los capitalistas y empresarios medianos y pequeños, sino a los más insignificantes, por una parte, y la exacerbación, por otra, de la lucha con otros grupos nacionales de financieros por el reparto del mundo y por el dominio sobre otros países : todo esto provoca el paso en bloque de todas las clases poseyentes al lado del imperialismo.

El signo de nuestro tiempo es el entusiasmo "general" por las perspectivas de este último, la defensa porfiada del mismo, su embellecimiento por todos los medios. La ideología imperialista penetra, incluso, en el seno de la clase obrera, la cual no está separada de las demás clases por una muralla china. Si los jefes del llamado Partido "Socialdemócrata" actual de Alemania han sido con justicia calificados de "socialimperialistas", esto es, de socialistas de palabra e imperialistas de hecho, Hobson hacía notar ya en 1902 la existencia de "imperialistas fabianos" en Inglaterra, pertenecientes a la oportunista "Sociedad Fabiana".

    Los sabios y los publicistas burgueses ordinariamente defienden el imperialismo en una forma un poco encubierta, velando la dominación completa del imperialismo y sus raíces profundas, esforzándose en colocar en primer plano las particularidades y los detalles secundarios, esforzándose en distraer la atención de lo esencial por medio de proyectos de "reformas" faltos de toda seriedad, tales como el control policiaco de los trusts o de los bancos, etc. Es menos frecuente que den abiertamente la cara los imperialistas cínicos, declarados, que tienen el valor de considerar como absurda la idea de reformar las características fundamentales del imperialismo.

    Daremos un ejemplo. Los imperialistas alemanes, en las ediciones del "Archivo de la Economía Mundial", se esfuerzan en seguir de cerca los movimientos de liberación nacional de las colonias, particularmente, como es natural, de las no alemanas, señalan la fermentación y las protestas en la India, el movimiento en Natal (Africa del Sur), en la India holandesa, etc. Uno de ellos, en una nota a propósito de una publicación inglesa que informaba sobre la Conferencia de naciones y razas sometidas, que se celebró del 28 al 30 de junio de 1910 y en la cual participaron representantes de distintos pueblos de Asia, Africa y Europa que se hallan bajo la dominación extranjera, al comentar los discursos pronunciados en dicha Conferencia, se expresa así :

    "Hay que luchar contra el imperialismo, se nos dice; los Estados dominantes deben reconocer el derecho a la independencia de los pueblos sometidos; un tribunal internacional debe velar por el cumplimiento de los tratados concertados entre las grandes potencias y los pueblos débiles. La Conferencia no va más allá de esos buenos deseos. No vemos ni la menor huella de comprensión de la verdad de que el imperialismo está indisolublemente ligado al capitalismo en su forma actual ni, por tanto, la menor huella de comprensión de que, por ello (¡¡ !!), la lucha directa contra el imperialismo está condenada al fracaso, a no ser que la lucha se limite a protestas contra excesos aislados particularmente odiosos"[*].

    Como la enmienda reformista de las bases del imperialismo es un engaño, un "buen deseo", como los representantes burgueses de las naciones oprimidas no van "más allá", hacia adelante, el representante burgués de la nación opresora va "más allá", hacia atrás, hacia el servilismo con respecto al imperialismo, cubierto con una pretensión de "cientifismo". ¡Vaya una "lógica"!

    Las cuestiones esenciales en la crítica del imperialismo son la de saber si es posible modificar con reformas las bases del imperialismo, la de saber si hay que seguir adelante desarrollando la exacerbación y el ahondamiento de las contradicciones engendradas por el mismo o hay que retroceder, atenuando dichas contradicciones.

Como las particularidades políticas del imperialismo son la reacción en toda la línea y la intensificación del yugo nacional como consecuencia del yugo de la oligarquía financiera y la supresión de la libre concurrencia, a principios del siglo XX, en casi todos los países imperialistas, aparece una oposición democrática pequeñoburguesa al imperialismo. Y la ruptura con el marxismo por parte de Kautsky y de la vasta corriente internacional del kautskismo consiste precisamente en que Kautsky no sólo no se ha preocupado, no ha sabido enfrentarse a esa oposición pequeñoburguesa, reformista, en lo económico fundamentalmente reaccionaria, sino que, por el contrario, se ha fundido prácticamente con ella.

    En los Estados Unidos, la guerra imperialista de 1898 contra España provocó una oposición de los "antiimperialistas", los últimos mohicanos de la democracia burguesa, loscuales calificaban de "criminal" dicha guerra, consideraban como una violación de la Constitución la anexión de tierras ajenas, denunciaban como "un engaño de los patrioteros" la actitud hacia el jefe de los indígenas filipinos Aguinaldo (al cual prometieron la libertad de su país y después desembarcaron tropas norteamericanas y se anexionaron las Filipinas), citaban las palabras de Lincoln : "cuando el blanco se gobierna a sí mismo, esto se llama autonomía; cuando se gobierna a sí mismo y, al mismo tiempo, gobierna a otros, no es ya autonomía, esto se llama despotismo"[*].

Pero mientras toda esa crítica tenía miedo de reconocer el lazo indisoluble existente entre el imperialismo y los trusts, y, por consiguiente, entre el imperialismo y los fundamentos del capitalismo; mientras temía unirse a las fuerzas engendradas por el gran capitalismo y su desarrollo, no pasaba de ser una "aspirasión inocente".

    Igual es la posición fundamental de Hobson en su crítica del imperialismo. Hobson se ha anticipado a Kautsky al levantarse contra la "inevitabilidad del imperialismo" y al invocar la necesidad de "elevar la capacidad de consumo" de la población (¡bajo el régimen capitalistat). Mantienen una posición pequeñoburguesa en la crítica del imperialismo, de la omnipotencia de los bancos, de la oligarquía financiera, etc., Agahd, A. Lansburgh, L. Eschwege, citados reiteradas veces por nosotros, y, entre los escritores franceses, Víctor Bérard, autor de la obra superficial "Inglaterra y el imperialismo", aparecida en 1900. Todos ellos, sin ninguna pretensión de marxismo, ni mucho menos, oponen al imperialismo la libre concurrencia y la democracia, condenan la aventura del ferrocarril de Bagdad, que conduce a conflictos y a la guerra, manifiestan "aspiraciones inocentes" de paz, etc., incluso el estadístico de las emisiones internacionales, A. Neymarck, el cual, calculando los centenares de miles de millones de francos de valores "internacionales", exclamaba, en 1912 : "¿Es posible concebir que la paz pueda ser violada. . . , que con unas cifras tan enormes el mundo se arriesgue a provocar la guerra?"[*]

    Por parte de los economistas burgueses esa ingenuidad no tiene nada de sorprendente; además, para ellos es ventajoso aparecer tan ingenuos y hablar "seriamente" de la paz bajo el imperialismo. Pero ¿qué es lo que le queda del marxismo a Kautsky, cuando en 1914, 1915 y 1916 adopta ese mismo punto de vista burgués-reformista y afirma que "todo el mundo está de acuerdo" (imperialistas, pseudosocialistas y social-pacifistas) en lo que se refiere a la paz? En vez de analizar y de poner al descubierto en toda su profundidad las contradicciones del imperialismo, vemos únicamente la "aspiración inocente" reformista de evitarlas, de deshacerse de ellas.

    He aquí una pequeña muestra de la crítica económica del imperialismo por Kautsky. Este toma los datos sobre la exportación y la importación de Inglaterra en Egipto en 1872 y 1912 : resulta que esa exportación e importación aumentó menos que la exportación y la importación generales de Inglaterra. Y Kautsky saca de ello la conclusión siguiente :"No tenemos fundamento alguno para suponer que, sin la ocupación militar de Egipto, el comercio con dicho país hubiera crecido menos bajo la influencia del simple peso de los factores económicos". "Como mejor puede el capital realizar su tendencia a la expansión es, no por medio de los métodos violentos del imperialismo, sino por la democracia pacífica"[*].

    Este razonamiento de Kautsky, repetido en todos los tonos por su escudero ruso (y encubridor ruso de los socialchovinistas), señor Spectator[13], constituye la base de la crítica kautskiana del imperialismo y por esto debemos detenernos más detalladamente en él. Empecemos por una cita de Hilferding, cuyas conclusiones Kautsky ha declarado muchas veces, por ejemplo, en abril de 1915, que eran "aceptadas unánimemente por todos los teóricos socialistas".

    "No incumbe al proletariado -- dice Hilferding -- oponer a la política capitalista más progresiva la era del librecambio, que se ha quedado atrás, y la actitud hostil frente al Estado. La respuesta del proletariado a la política económica del capital financiero, al imperialismo, puede ser no el librecambio, sino solamente el socialismo. El fin de la política proletaria no puede ser actualmente la restauración de la libre concurrencia -- que se ha convertido en un ideal reaccionario --, sino únicamente la destrucción completa de la competencia por medio de la supresión del capitalismo"**.

    Kautsky ha roto con el marxismo al defender para la época del capital financiero un "ideal reaccionario", la "democracia pacífica", "el simple peso de los factores económicos", pues este ideal arrastra objetivamente hacia atrás, del capitalismo monopolista al capitalismo no monopolista, y es un engaño reformista.

    El comercio con Egipto (o con otra colonia o semicolonia) "hubiera crecido" más sin la ocupación militar, sin el imperialismo, sin el capital financiero. ¿Qué significa esto? ¿Que el capitalismo se desarrollaría más rápidamente si la libre concurrencia no se viera limitada por los monopolios en general ni por las "relaciones" o el yugo (esto es, monopolio asimismo) del capital financiero, ni por la posesión monopolista de las colonias por parte de países aislados?

    Los razonamientos de Kautsky no pueden tener otro sentido, y este "senticdo" es un sin sentido. Admitamos que , que la libre concurrencia, sin monopolios de ninguna especie desarrollar í a el capitalismo y el comercio más rápidamente. Pero cuanto más rápido es el desarrollo del comercio y del capitalismo, más intensa es la concen tración de la producción y del capital, que engendra el monopolio. ¡Y los monopolios han nacido y a precisamente d e la libre concurrencia! Aun en el caso de que los monopolios retrasaran actualmente el desarrollo, esto no sería, a pesar de todo, un argumento en favor de la libre concurrencia, la cual es imposible después de haber engendrado los monopolios.

    Por más vueltas que deis a los razonamientos de Kautsky, no hallaréis en él más que reaccionarismo y reformismo burgués.

    Si se corrige este razonamiento y se dice, como Spectator, que el comercio de las colonias inglesas con Inglaterra se desarrolla en la actualidad más lentamente que con otros países, esto tampoco salva a Kautsky, pues Inglaterra va siendo batida también por el monopolio, también por el imperialismo, pero de otros países (Estados Unidos, Alemania). Es sabido que los cartels han conducido al establecimiento de aranceles proteccionistas de un tipo nuevo, original : se protegen (como lo hizo ya observar Engels en el III tomo de "El Capital") precisamente los productos susceptibles de ser exportados.

Es conocido asimismo el sistema, propio de los cartels y del capital financiero, de "exportación a precios tirados", el "dumping", como dicen los ingleses : en el interior del país, el cartel vende sus productos a un precio monopolista elevado, y en el extranjero los vende a un precio tres veces más bajo con objeto de arruinar al competidor, ampliar hasta el máximo su propia producción, etc.

Si Alemania desarrolla más rápidamente que Inglaterra su comercio con las colonias inglesas, esto demuestra solamente que el imperialismo alemán es más lozano, más fuerte, mejor organizado que el inglés, superior a él, pero no demuestra, ni mucho menos, la "preponderancia" del librecambio porque no es él el que lucha contra el proteccionismo, contra la dependencia colonial, sino que un imperialismo lucha contra otro, un monopolio contra otro, un capital financiero contra otro.

La preponderancia del imperialismo alemán sobre el inglés es más fuerte que la muralla de las fronteras coloniales o de los aranceles proteccionistas : sacar de ahí un "argumento" en favor del librecambio y de la "democracia pacífica" equivale a sostener una trivialidad, a olvidar los rasgos y las propiedades fundamentales del imperialismo, a sustituir el marxismo por el reformismo pequeñoburgués.

    Es interesante hacer notar que incluso el economista burgués A. Lansburgh, que critica el imperialismo de una manera tan pequeñoburguesa como Kautsky, ha elaborado, sin embargo, de un modo más científico que él los datos de la estadística comercial. Lansburgh no sólo ha comparado un país tomado al azar, y no sólo una colonia con los demás países, sino la exportación de un país imperialista : 1) en los países que dependen financieramente de él, que han recibido empréstitos, y 2) en los países financieramente independientes. El resultado obtenido es el siguiente :

EXPORTACION DE ALEMANIA (EN MILLONES DE MARCOS)
A los países financieramnete dependientes de Alemania
Países
1889 1908 Aumento
Rumania
48,2 70,8 47%
Portugal
19,0 32,8 73%
Argentina
60,7 147,0 143%
Brasil
48,7 84,5 73%
Chile
28,3 52,4 85%
Turquía
29,9 64,0 114%
Total
234,8 451,5 92%

A los países financieramnete independientes de Alemania

Países 1889 1908 Aumento
Gran Bretaña
651,8 997,4 53%
Francia
210,2 437,9 108%
Bélgica
137,2 322,8 127%
Suiza
177,4 401,1 205%
Australia
21,2 64,5 363%
Total
1,206.6 2,264.4 87%

Lansburgh no dedujo las conclusiones, y por esto no se dio cuenta, lo que es algo extraño, de que si estas cifras demuestran algo es precisamente contra él, pues la exportación a los países financieramente dependientes ha crecido, a pesar de todo, más rápidamente, aunque no de un modo muy consi derable, que la exportación a los países financieramente independientes (subrayamos "si" porque la estadística de Lansburgh dista mucho de ser completa).

    Refiriéndose a la relación existente entre la exportación y los empréstitos, Lansburgh dice :

    "En 1890-91, fue concertado el empréstito rumano por mediación de los bancos alemanes, los cuales, en los años anteriores, adelantaban ya dinero a cuenta del mismo. El empréstito sirvió principalmente para la adquisición de material ferroviario, el cual se recibía de Alemania. En 1891, la exportación alemana a Rumania fue de 55 millones de marcos. Al año siguiente descendió hasta 39,4 y, con intervalos, hasta 25,4 millones, en 1900. Unicamente en estos últimos años ha sido nuevamente alcanzado el nivel de 1891, gracias a otros dos nuevos empréstitos.

    La exportación alemana a Portugal aumentó, a consecuencia de los empréstitos de 1888-89, hasta 21,1 millones de marcos (1890); después, en los dos años siguientes, descendió hasta 16,2 y 7,4 millones, y alcanzó su antiguo nivel únicamente en 1903.

    Son todavía más expresivos los datos relativos al comercio germano-argentino. A consecuencia de los empréstitos de 1888 y 1890, la exportación alemana a la Argentina alcanzó, en 1889, la cifra de 60,7 millones de marcos. Dos años más tarde, la cxportación era sólo de 18,6 millones, esto es, menos de la tercera parte. Sólo en 1901 es alcanzado y superado el nivel de 1889, como resultado de los nuevos empréstitos del Estado y municipales, de la entrega de dinero para la construcción de centrales eléctricas y de otras operaciones de crédito.

    La exportación a Chile aumentó, a consecuencia del empréstito de 1889, hasta 45,2 millones de marcos (1892) y descendió un año despues a 22,5 millones. Después de un nuevo empréstito, concertado por medio de los bancos alemanes en 1906, la exportación se elevó hasta 84,7 millones de marcos (1907), para descender de nuevo a 52,4 millones en 1908"[*].

    Lansburgh deduce de estos hechos una divertida moral pequeñoburguesa : cuán inconsistente y desigual es la exportación relacionada con los empréstitos, lo mal que está exportar capitales al extranjero en vez de desarrollar la industria patria de un modo "natural" y "armónico", lo "caras" que le resultan a Krupp las propinas de muchos millones al ser concertados los empréstitos extranjeros, etc. Pero los hechos hablan con claridad : el aumento de la exportación está precisamente relacionado con las maquinaciones del capital financiero, que no se preocupa de la moral burguesa y saca al buey dos cueros : primero, el beneficio del empréstito, y segundo, un beneficio de ese mismo empréstito, cuando éste es invertido en la compra de los artículos de Krupp o de material ferroviario del sindicato del acero, etc.

    Repetimos que no consideramos perfecta, ni mucho menos, la estadística de Lansburgh, pero era indispensable reproducirla, porque es más científica que la de Kautsky y de Spectator, ya que Lansburgh indica una manera justa de enfocar la cuestión. Para razonar sobre la significación del capital financiero en lo que se refiere a la exportación, etc. es indispensable saber destacar ésta especial y únicamente en su relación con las maquinaciones de los financieros, especial y únicamente en su relación con la venta de los productos de los cartels, etc. Limitarse a cornparar sencillamente las colonias en general con los países no coloniales, un imperialismo con otro, una semicolonia o colonia (Egipto) con todos los demás países significa dejar de lado y escamotear precisamente la esencia de la cuestión.

    La crítica teórica del imperialismo hecha por Kautsly no tiene nada de común con el marxismo; sirve únicamente como punto de partida para predicar la paz y la unidad con los oportunistas y los socialchovinistas, porque dicha crítica deja de lado y escamotea justamente las contradicciones más profundas y radicales del imperialismo : las contradicciones entre los monopolios y la libre concurrencia que existe paralelamente con ellos, entre las "operaciones" gigantescas (y las ganancias gigantescas) del capital financiero y el comercio "honrado" en el mercado libre, entre los cartels y trusts, de una parte, y la industria no cartelizada, por otra, etc.

    Lleva absolutamente el mismo sello reaccionario la famosa teoría del "ultraimperialismo", inventada por Kautsky. Comparad su razonamiento sobre este tema en 1915 con el de Hobson en 1902 :

    Kautsky :
    ". . . ¿No puede la política imperialista actual ser desalojada por otra nueva, ultraimperialista, que colocaría en el sitio de la lucha de los capitales financieros nacionales entre sí la explotación común de todo el mundo por el capital financiero unido internacionalmente? Una semejante nueva fase del capitalismo, en todo caso, es concebible. La ausencia de premisas suficientes impide afirmar si es realizable o no"[*].

    Hobson :
    "El cristianismo, que se ha consolidado en un número limitado de grandes imperios federales, cada uno de los cuales dispone de varias colonias no civilizadas y de varios países dependientes, les parece a muchos como la evolución más legítima de las tendencias actuales, una evolución, además, que haría concebir las mayores esperanzas en una paz permanente sobre la base sólida del interimperialismo".

    Kautsky califica de ultraimperialismo o superimperialismo lo que Hobson, 13 años antes, calificaba de interimperialismo.

Si exceptuamos la creación de una nueva y sapientísima palabreja por medio de la sustitución de un prefijo latino por otro, el progreso del pensamiento "científico" en Kautsky consiste únicamente en la pretensión de hacer pasar por marxista lo que Hobson describe, en esencia, como manifestación hipócrita de los curitas ingleses. Después de la guerra anglo-boer era natural que este honorable estamento dirigiera sus mayores esfuerzos en el sentido de consolar a los pequeños burgueses y a los obreros ingleses, los cuales habían tenido no pocos muertos en los combates surafricanos y fueron obligados a pagar impuestos elevados a fin de garantizar mayores utilidades a los financieros ingleses. Y ¿qué consuelo podía ser mayor que el de que el imperialismo no era tan malo, que se hallaba muy cerca del inter o ultraimperialismo, capaz de asegurar la paz permanente?

Cualesquiera que fueran las buenas intenciones de los curitas ingleses o del dulzón de Kautsky, el sentido objetivo, esto es, el verdadero sentido social de su "teoría" es uno, y sólo uno : el consuelo archirreaccionario de las masas por medio de la esperanza en la posibilidad de la paz permanente bajo el capitalismo, distrayenclo la atención de las agudas contradicciones y de los agudos problemas de la actualidad y dirigiendo dicha atención hacia las falsas perspectivas de un pretendido nuevo "ultraimperialismo" futuro. Excepción hecha del engaño de las masas, la teoría "marxista" de Kautsky no da más de sí.

    En efecto, basta confrontar con claridad los hechos generalmente conocidos, indiscutibles, para convencerse hasta qué punto son falsas las perspectivas que Kautsky se esfuerza en inculcar a los obreros alemanes (y a los de todos los países). Tomemos el ejemplo de la India, de la Indochina y de China. Es sabido que esos tres países coloniales y semicoloniales, con una población de 600 a 700 millones de almas, se hallan sometidos a la explotación del capital financiero de varias potencias imperialistas : Inglaterra, Francia, Japón, Estados Unidos, etc. Supongamos que dichos países imperialistas forman alianzas, los unos contra los otros, con objeto de defender o extender sus posesiones, sus intereses y sus "esferas de influencia" en los mencionados países asiáticos. Esas alianzas serán alianzas "inter" o "ultraimperialistas". Supongamos que todas las potencias imperialistas constituyen una alianza para el reparto "pacífico" de dichos países asiáticos. Esa será una alianza del "capital financiero unido internacionalmente".

En la historia del siglo XX, hallamos ejemplos concretos de una tal alianza, por ejemplo, en las relaciones de las potencias con China Cabe preguntar : ¿es "concebible" suponer que, en las condiciones de conservación del capitalismo (y son precisamente estas condiciones las que presupone Kautsky), dichas alianzas no sean de corta duración, que excluyan los rozamientos, los conflictos y la lucha en todas las formas imaginables?

    Basta formular claramente la pregunta para que sea imposible darle otra respuesta que no sea negativa, pues bajo el capitalismo no se concibe otro fundamento para el reparto de las esferas de influencia, de los intereses, de las colonias, etc., que la fuerza de los participantes en el reparto, la fuerza económica general, financiera, militar, etc. Y la fuerza no se modifica de un modo idéntico en esos participantes del reparto, ya que es imposible, bajo el capitalismo, el desarrollo igual de las distintas empresas, trusts, ramas industriales y países. Hace medio siglo, la fuerza capitalista de Alemania era de una absoluta insignificancia en comparación con la de la Inglaterra de aquel entonces; lo mismo se puede decir del Japón en comparación con Rusia. ¿Es "concebible" que dentro de unos diez o veinte años, permanezca invariable la correlación de fuerzas entre las potencias imperialistas? Es absolutamente inconcebible.

    Por esto, las alianzas "interimperialistas" o "ultraimperialistas" en la realidad capitalista, y no en la vulgar fantasía pequeñoburguesa de los curas ingleses o del "marxista" alemán Kautsky -- sea cual fuera su forma : una coalición imperialista contra otra coalición imperialista, o una alianza general de todas las potencias imperialistas -- no pueden constituir, inevitablemente, más que "treguas" entre las guerras.

Las alianzas pacíficas preparan las guerras y, a su vez, surgen del seno de la guerra, condicionándose mutuamente, engendrando una sucesión de formas de lucha pacífica y no pacífica sobre una y la misma base de relaciones imperialistas y de relaciones recíprocas entre la economía y la política mundiales.

Y el sapientísimo Kautsky, para tranquilizar a los obreros y reconciliarlos con los socialchovinistas, que se han pasado a la burguesía, separa dos eslabones de una sola y misma cadena, separa la actual alianza pacífica (ultraimperialista y aun ultra-ultraimperialista) de todas las potencias para la "pacificación" de China (acordaos del aplastamiento de la insurrección de los "boxers") del conflicto bélico de mañana, que preparará para pasado mañana otra alianza "pacífica" general para el reparto, supongamos, de Turquía, etc., etc. En vez del enlace vivo entre los períodos de paz imperialista y de guerras imperialistas, Kautsky ofrece a los obreros una abstracción muerta, a fin de reconciliarlos con sus jefes muertos.

    El norteamericano Hill, en su "Historia de la diplomacia en el desenvolvimiento internacional de Europa", indica, en el prólogo, los períodos siguientes en la historia moderna de la diplomacia :
1) era de las revoluciones;
2) movimiento constitucional;
3) era del "imperialismo comercial"* de nuestros días.

Otro escritor divide la historia de la "política mundial" de la Gran Bretaña, a partir de 1870, en cuatro períodos :
1) primer período asiático (lucha contra el movimiento de Rusia en el Asia Central en dirección a la India);
2) período africano (aproximadamente, de 1885 a 1902) : lucha contra Francia por el reparto de Africa (incidente de Fachoda, en 1898, a punto de producir la guerra con Francia);
3) segundo período asiático (tratado con el Japón contra Rusia);
4) período "europeo", caracterizado principalmente por la lucha contra Alemania**.

"Las escaramuzas políticas de los destacamentos de vanguardia se libran en el terreno financiero", escribía ya en 1905 el "financiero" Riesser, indicando cómo el capital financiero francés, al operar en Italia, preparó la alianza política de dichos países, cómo se desarrollaba la lucha entre Alemania e Inglaterra por Persia, la lucha de todos los capitales europeos por los empréstitos chinos, etc. He aquí la realidad viva de las alianzas "ultraimperialistas" pacíficas con su indisoluble lazo de unión con los conflictos simplemente imperialistas.

    La atenuación por Kautsky de las contradicciones más profundas del imperialismo, atenuación que se convierte inevitablemente en un embellecimiento del imperialismo, no pasa sin imprimir su sello también a la crítica, hecha por este escritor, de las propiedades políticas del imperialismo.

El imperialismo es la época del capital financiero y de los monopolios, los cuales traen aparejada por todas partes la tendencia a la dominación y no a la libertad. La reacción en toda la línea, sea cual fuere el régimen político; la exacerbación extrema de las contradicciones en esta esfera también : tal es el resultado de dicha tendencia.
Particularmente se intensifica también la opresión nacional y la tendencia a las anexiones, esto es, a la violación de la independencia nacional (pues la anexión no es sino la violación del derecho de las naciones a su autodeterminación). Hilferding hace observar con acierto la relación entre el imperialismo y la intensificación de la opresión nacional :

    "En lo que se refiere a los países nuevamente descubiertos -- dice --, el capital importado intensifica las contradicciones y provoca contra los intrusos una resistencia creciente de los pueblos, cuya conciencia nacional se despierta; esta resistencia se puede convertir fácilmente en medidas peligrosas dirigidas contra el capital extranjero Se revolucionan radicalmente las viejas relaciones sociales; se desmorona el aislamiento agrario milenario de las 'naciones sin historia', las cuales se ven arrastradas a la vorágine capitalista.
El propio capitalismo poco a poco proporciona a los sometidos, medios y procedimientos adecuados de emancipación. Y dichas naciones formulan el fin que en otros tiempos era considerado como el más elevado por las naciones europeas : la creación de un Estado nacional único como instrumento de libertad económica y cultural. Este movimiento por la independencia amenaza al capital europeo en sus zonas de explotación más preciadas, que prometen las perspectivas más brillantes, y el capital europeo puede mantener su dominación sólo aumentando continuamente sus fuerzas militares"[*].

    A esto hay que añadir que no sólo en los países nuevamente descubiertos, sino incluso en los viejos, el imperialismo conduce a las anexiones, a la intensificación de la opresión nacional, y por consiguiente, también, a la intensificación de la resistencia.

Al hacer objeciones a la intensificación de la reacción política por el imperialismo, Kautsky deja en la sombra la cuestión acerca de la imposibilidad de la unidad con los oportunistas en la época del imperialismo, cuestión que ha adquirido particular importancia vital. Al oponerse a las anexiones, da a sus objeciones una forma tal, que resulta la más inofensiva para los oportunistas y fácilmente aceptable por ellos. Kautsky se dirige directamente al auditorio alemán y, sin embargo, escamotea precisamente lo más esencial y más actual, por ejemplo, que Alsacia-Lorena es una anexión de Alemania.

Para apreciar esta "desviación del pensamiento" de Kautsky, tomemos un ejemplo. Supongamos que un japonés condena la anexión de Filipinas por los norteamericanos. Cabe la pregunta : ¿serán muchos los que crean que esto se hace por hostilidad a las anexiones en general y no por el deseo del Japón de anexionarse él mismo las Filipinas? ¿Y no será preciso reconocer que la "lucha" del japonés contra las anexiones puede ser considerada como sincera y políticamente honrada sólo en el caso de que se levante contra la anexión de Corea por el Japón, de que exija la libertad de Corea de separarse del Japón?

    Tanto el análisis teórico como la crítica económica y política del imperialismo hechos por Kautsky se hallan totalmente impregnados de un espíritu en absoluto inconciliable con el marxismo, de un espíritu que escamotea y pule las contradicciones más fundamentales, de la tendencia a mantener a toda costa la unidad, que se está desmoronando, con el oportunismo en el movimiento obrero europeo.

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* "Weltwirtschaftliches Archiv", vol. II, pág. 193.
* J. Patouillet, "L'impérialisme américain", Dijon, 1904, pág. 272.
* Bulletin de l'Institut International de Statistique, t. XIX, libro II, pág. 225.
* Kautsky, "Nationalstaat, imperiaíistischer Staat und Staatenbund", Nürnberg, 1915, págs. 72 y 70.
** "El capital financiero", pág. 567.
* "Die Bank", 1909, II, págs. 819 y siguientes.
* "Neue Zeit", 30 de abril, 1915, pág. 144.
* David Jayne Hill, "A History of the Diplomacy in the international development of Europe", vol. I, pág. 10.
** Schilder, obra cit., pág. 178.
* "El capital financiero", pág. 487.



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