¿Quiénes son nuestros enemigos y quiénes nuestros amigos? Esta es una cuestión de importancia primordial para la revolución. Si todas las anteriores luchas revolucionarias de China sólo obtuvieron exiguos resultados, fue esencialmente porque los revolucionarios no supieron unirse con los auténticos amigos para atacar a los verdaderos enemigos. Un partido revolucionario es el guía de las masas, y no hay revolución que no fracase cuando ese partido las conduce por un camino erróneo. A fin de conquistar con seguridad la victoria en la revolución y no conducir a las masas por un camino erróneo, tenemos que cuidar por unirnos con nuestros auténticos amigos para atacar a nuestros verdaderos enemigos.
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En mi reciente viaje a Junán[1], he investigado sobre el terreno la situación de cinco distritos[2]: Siangtan, Siangsiang, Jengshan, Liling y Changshá. Durante treinta y dos días, del 4 de enero al 5 de febrero, en las aldeas y capitales de distrito, reuní en conferencias de investigación a campesinos con experiencia y camaradas dedicados al movimiento campesino y escuché atentamente sus informaciones, lo que me permitió recoger abundante material. Muchos de los cómos y porqués del movimiento campesino resultaron ser exactamente lo contrario de lo que yo había oído decir a los shenshi en Jankou y Changshá.
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El actual régimen de los nuevos caudillos militares del Kuomintang sigue siendo el de la burguesía compradora en la ciudad y de la clase de los déspotas locales y shenshi malvados en el campo; es un régimen que, en lo externo, capitula ante el imperialismo y, en lo interno, habiendo sustituido a los antiguos caudillos militares por otros nuevos, somete a la clase obrera y al campesinado a una explotación económica y a una opresión política aún más despiadadas que antes.
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En el mundo actual, China es el único país donde han surgido, en medio del cerco del régimen blanco, una o varias pequeñas zonas bajo el Poder rojo. Al analizar este fenómeno, encontramos que se debe, entre otras cosas, a las incesantes escisiones y guerras dentro de la burguesía compradora y la clase de los déspotas locales y shenshi malvados de China. Mientras continúen estas escisiones y guerras, podrá subsistir y desarrollarse el régimen independiente creado por los obreros y campesinos mediante la fuerza armada.
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En la organización del Partido Comunista en el 4.° Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo, existen diversas ideas no proletarias; que obstaculizan en gran medida la aplicación de la línea correcta del Partido. Si estas ideas no se corrigen definitivamente, será imposible que el 4.° Cuerpo de Ejército se haga cargo de las tareas que le ha encomendado la gran lucha revolucionaria de China. Las distintas ideas incorrectas que existen en esta organización del Partido tienen su origen, como es lógico, en el hecho de que la base de dicha organización está compuesta, en su gran mayoría, de campesinos y otros elementos procedentes de la pequeña burguesía; pero el hecho de que los organismos dirigentes del Partido no hayan combatido de manera coordinada y resuelta esas ideas incorrectas, ni hayan educado suficientemente a sus militantes en la línea justa, es también causa importante de su existencia y desarrollo.
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Parte de los camaradas de nuestro Partido aún no saben cómo apreciar correctamente la situación actual, ni cuáles son las acciones que esta situación exige de nosotros. Aunque están convencidos de que es inevitable un auge revolucionario, no creen que pueda surgir pronto. Por consiguiente, no aprueban el plan para conquistar Chiangsí y sólo están de acuerdo con las acciones guerrilleras errantes en las tres zonas en los límites entre Fuchién, Kuangtung y Chiangsí. Además, no están profundamente convencidos de la necesidad de establecer el Poder rojo en las zonas guerrilleras, ni, en consecuencia, de la necesidad de consolidar y extender este Poder rojo a fin de promover el auge de la revolución en todo el país.
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El impetuoso desarrollo de la guerra revolucionaria nos exige movilizar a las masas para desplegar de inmediato una campaña en el frente económico y emprender todas las tareas necesarias y posibles en el terreno de la construcción económica. ¿Por qué? Porque en la actualidad todos nuestros esfuerzos deben estar destinados a conquistar la victoria en la guerra revolucionaria y, en primer lugar, a conquistar la victoria completa en la lucha por aplastar la quinta campaña enemiga de "cerco y aniquilamiento"[1]; deben estar dirigidos a crear las condiciones materiales que garanticen el abastecimiento de víveres y otros suministros al Ejército Rojo; a mejorar las condiciones de vida del pueblo y estimularlo así a participar aún más activamente en la guerra revolucionaria; a organizar a las grandes masas populares en el frente económico y educarlas para que aporten nuevas fuerzas a la guerra; y a consolidar la alianza obrero-campesina y la dictadura democrática de los obreros y campesinos y fortalecer la dirección del proletariado por medio de la construcción económica.
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Documento redactado en octubre de 1933 por el camarada Mao Tsetung para rectificar las desviaciones surgidas en el trabajo de la reforma agraria y dar una solución correcta al problema de la tierra. Fue adoptado por el Gobierno Democrático Central de Obreros y Campesinos de aquella época como criterio para determinar la pertenencia de clase en las zonas rurales
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Sólo los desvergonzados caudillos militares del Kuomintang, que en las regiones bajo su dominio han llevado al pueblo a la miseria y la economía a la ruina, pueden todavía difundir diariamente rumores en el sentido de que las zonas rojas experimentan un colapso total. El imperialismo y el Kuomintang se proponen arruinar las zonas rojas, minar su trabajo de construcción económica que hoy está en progreso y destruir el bienestar de millones de obreros y campesinos que han conquistado su liberación.
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Hay dos cuestiones a las que los camaradas no han prestado seria atención en el curso de las discusiones y que, a mi juicio, merecen un examen especial.
La primera cuestión se refiere a las condiciones de vida de las masas.
Nuestra tarea central en estos momentos es movilizar a las grandes masas a participar en la guerra revolucionaria, derribar al imperialismo y al Kuomintang mediante esta guerra, extender la revolución a todo el país y expulsar de China al imperialismo.
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¡Camaradas! Se han producido enormes cambios en la situación política. Nuestro Partido ha fijado sus tareas tomando en consideración estos cambios.
¿Cuál es la situación actual?
Su característica fundamental consiste en que el imperialismo japonés intenta convertir a China en una colonia suya.
Como todos sabemos, China es, desde hace casi cien años, un país semicolonial, dominado conjuntamente por varias potencias imperialistas.
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Las leyes de la guerra constituyen un problema que debe estudiar y resolver quienquiera que dirija una guerra.
Las leyes de la guerra revolucionaria constituyen un problema que debe estudiar y resolver quienquiera que dirija una guerra revolucionaria.
Las leyes de la guerra revolucionaria de China constituyen un problema que debe estudiar y resolver quienquiera que dirija la guerra revolucionaria de China.
Estamos haciendo una guerra. Nuestra guerra es una guerra revolucionaria, y ésta se desarrolla en China, país semicolonial y semifeudal. Por lo tanto, debemos estudiar no sólo las leyes generales de la guerra, sino también las leyes específicas de la guerra revolucionaria y las leyes aún más específicas de la guerra revolucionaria de China.
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